Las Ocho piezas para cuatro timbales se escribieron hace casi 70 años como obras de estudios rítmicos y hoy en día siguen siendo innovadoras en el uso de la técnica; múltiples timbres, modulación rítmica, tempos, pulso, acentos, grupos, patrones, cambios de compás, cambios de subdivisión…que se desarrollarán más adelante. Destacan por ser un repertorio obligado e imprescindible para todo percusionista y obras de referencia para los compositores y musicólogos. Este clásico de la literatura del timbal a solo sigue estando en la lista de las diez obras más populares e interpretadas en conservatorios, audiciones, oposiciones, recitales y concursos alrededor de todo el mundo.
Este artículo pretende ayudar a comprender mejor su historia y su interpretación.
En un principio Carter lo concibió como SEIS PIEZAS PARA CUATRO TIMBALES (1950). Sólo dos piezas, Recitative e Improvisation fueron publicadas, las otras cuatro sólo existían en manuscrito. Con la ayuda de Jan Williams, percusionista de la Orquesta Filarmónica de Búfalo en esos años, Carter se mostró interesado en publicar una nueva edición revisada (1966), estudiar y buscar nuevas formas de lenguaje aportando en cada pieza más variedad de timbres, uso de baquetas y diferentes sonidos en relación con el lugar de percusión en el parche.
Estas Ocho piezas para cuatro timbales no son una obra indivisible, se pueden tocar por separado, agrupadas y ordenadas a conveniencia del intérprete. El compositor autoriza incluso a transportar las afinaciones de las piezas para evitar repetirla de una pieza a otra.
SOBRE ELLIOTT CARTER (1908-2012)
Compositor americano con dos premios Pulitzer, escribió un gran número de obras tanto para orquesta, cámara, canto o instrumento solo. Es el caso de nuestras Ocho piezas para cuatro timbales, que con sólo cuatro notas (tetracordo), con influencias de ritmos africanos e Indios y de compositores como Charles Ives o Igor Stravinsky entre otros, consigue que sea una obra querida por todos los percusionistas y de fácil escucha para cualquier oyente. Puedo afirmar que el ritmo es el medio por el cual el compositor le da vida a las notas y las coloca en el tiempo, tiempo que se puede medir o percibir.
Los principales recursos que encontramos en la obra: superposición de diferentes velocidades en una misma pieza o fragmento, rubatos escritos y tocados estrictamente en tempo, simultaneidades sonoras mediante varios fragmentos musicales escuchados a la vez en diferentes niveles, modulaciones rítmicas o cambios de subdivisión.
LOS ARMÓNICOS EN LOS TIMBALES
Poder tocar los armónicos en los timbales requiere mucha práctica, estudio, escuchar con atención y paciencia, lo que no es una tarea imposible. La descripción de las técnica es la siguiente: apoyar suavemente los dedos sobre el parche y una fracción de segundo después de percutir, levantar rápidamente los dedos haciendo sonar el primer armónico, la octava de la nota afinada. Si los dedos permanecen demasiado tiempo sobre el parche la resonancia del armónico se reducirá en gran parte.
ADAGIO Y CANTO (1966)
Son las dos últimas piezas que compuso Carter. Las otras seis piezas (Saëta, Moto Perpetuo, Recitative, Improvisation, Canaries y March), no tienen cambios de afinación.
Cuando interpretas varias de las piezas en una misma sesión de concierto o recital, las pausas entre piezas no deben casi existir. En Adagio, por ejemplo, puedes acortar afinando sólo el tercer timbal y los siguientes hacerlo sobre la marcha.
BREVE ENTREVISTA
En el siguiente extracto de entrevista conocemos más de estas piezas con la ayuda del percusionista y Primer timbalero Solista de la Ópera de París Sylvio Gualda, quien trabajó muy de cerca con compositores como K. Stockhausen, I. Xenakis, E. Carter, entre muchos otros.
1.-¿Cuándo y cómo conoció a Elliott Carter y sus ocho piezas?
Conocí a Elliot Carter en 1976. Hace más de cuarenta años, Pierre Boulez creó el Ensemble Intercontemporain, con el cual toqué y grabé Marteau sans Maître en 1969. Yo conocía solamente dos piezas manuscritas (Recitative e Improvisation, 1949) pero sin las indicaciones actuales. Es en 1976 cuando recibo las ocho piezas revisadas y editadas y el director del Ensemble Intercontemporain me pide tocar en concierto, no lejos de París, cuatro de las ocho piezas.
2.- ¿Qué impresión causó aquellos años poder interpretar estas piezas? ¿y al público asistente a los conciertos?
Como cada concierto de solista a lo largo de mi carrera, estuve siempre muy atento a la reacción del público asistente. Elliott Carter me pidió tocar cuatro piezas en el Theatre de la Ville y quedó muy satisfecho al ver el éxito y la gran acogida por el público asistente. He tocado alrededor del mundo estas piezas junto con Psappha.
3.- En 1949 Carter escribió seis de las ocho piezas, ¿fue usted quien le sugirió componer nuevas piezas con la utilización de los pedales?
No, conversé mucho con Carter y en esos días ya había escrito Adagio y Canto, piezas que trabajó con los grandes timbaleros Jan Williams y Saul Goodman, donde utilizó las nuevas posibilidades técnicas de los timbales con los glissandos de los pedales.
4.-En 1997 fue jurado en la 46th International Munich Competition, 52 participantes interpretaron una pieza de libre elección de las ocho. ¿Qué nos puede contar de esos días?
Fue una sensación muy interesante y gratificante escuchar a los jóvenes candidatos con interpretaciones diferentes, con mucha energía y con mucho respeto al texto musical. Pasé muy buenos e interesantes momentos con los participantes hablando de las piezas de Carter después del concurso.
5.-Para concluir, algo más que quiera decirnos…
No se pueden imaginar cómo estaban escritas las piezas en 1949. Fue una gran oportunidad poder trabajar con Carter en 1976. Conocía su gran reputación en la música contemporánea y sus obras en París. Las piezas de Carter son como pequeños poemas, cada una con un título significativo. Hay que tocar cada nota con mucha interioridad y sensibilidad.
Las piezas de Elliot Carter son imprescindibles en el repertorio del percusionista actual.
Tras esta introducción al mundo de las Ocho piezas para cuatro timbales, una segunda parte está asegurada con un buen fin: mostrar y presentar cada pieza con ejemplos musicales y teóricos acercándonos a esta universal obra.
Os espero para conocer más de cerca la música de Elliott Carter.
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