¿Alguna vez habéis pensado cómo se organizan los conservatorios que hoy en día obtienen mejores resultados en el mundo?
Hoy analizamos las principales características que los diferencian de otros, y vemos además por qué sus alum@s son más felices y más eficientes.
Empecemos por hablar del…
TIPO DE ORGANIZACIÓN o TIPOS DE RELACIÓN
Ya sabéis las diferencias entre la organización formal e informal que se da en todos los conservatorios (queramos o no). Las formal está más jerarquizada, responde a un diseño racional previo y fomenta los vínculos de trabajo. Muy bien, todo claro y organizado, que nadie se equivoque.
Pero seguro que en algún momento os habéis visto inmersos en situaciones informales (almuerzo, café o charla de descanso) en las que no parabais de hablar sobre nuevos proyectos o ideas para mejorar los existentes, y que luego han dado los mejores resultados. Lo que se llama “arreglar el mundo en un momento”.
Tan común es esto que algunos conservatorios invierten ya muchos recursos en crear espacios para este tipo de relación informal, que aunque suele surgir de forma espontánea y no tiene una estructura definida e institucionalizada, fomenta las relaciones personales entre sus alunm@s y cubre sus necesidades socioafectivas. Y esto, a muy corto plazo se traduce en ideas creativas e innovadoras. Digamos que “el mundo no se arregla solo trabajando, sino también tomando un café”.
¿Y si fomentamos un poco más esto en nuestro conservatorio?
ESTRUCTURA DE ORGANIZACIÓN
¿Sabéis lo que significa “estructura matricial”? ¿Y si os digo “trabajo por especialidad y por proyectos”?
Aún podemos profundizar más en la estructura de organización. Tradicionalmente las conservatorios han funcionado con una estructura simple, una linea vertical que va del director al alumn@, pasando por tantos cargos intermedios como haya. Esta estructura puede ser funcional o divisional si repartimos en departamentos o especialidades. Pero digamos que hay una sola dirección de mando, ya sea con mayor a menor complejidad vertical (esto es el número de escalones de arriba a abajo) u horizontal (esto es la amplitud de la base operativa, la cantidad de gente al mismo escalón).
Pues ¡sorpresa! Los conservatorios de más éxito apuestan desde hace tiempo por lo que se llama “organización matricial”, en la que en realidad l@s alumn@s tiene dos tipos de “profesor/a o líder“, los que les vienen de arriba y los que les viene por un lado, y que tratan aspectos diferentes del estudio, desarrollando al máximo sus potencialidades. Lo que se llama “trabajar por proyectos y por especialidades simultáneamente”.
Incluso asignando roles de líder de equipo a alumn@s del mismo nivel, que de manera rotativa son los responsables de cada proyecto, no solo se comprometen al máximo con el objetivo del proyecto, sino que desarrollan habilidades organizativas, de liderazgo, motivacionales,…
¿Y si probamos a estructurarnos de una manera similar en nuestro departamento?
ESTILOS Y FUNCIÓN DEL LÍDER
En cuanto al profesor/a, hay diferentes teorías de los estilos de liderazgo, pero a mí me gusta mucho la primera de todas: “Los estilos X e Y de Douglas McGregor”, donde la actitud del profesor/a depende de lo que piense de l@s alumn@s y la actitud de éstos responde a ello. Básicamente podemos encontrar a un profesor autoritario que cree que sus alumn@s son vagos, carecen de ambición, harían muy poco si no se les instiga a hacerlo… por tanto lo mejor es decir lo que tienen que hacer y castigar o premiar según su conducta; o un profesor democrático que empieza por un control adecuado de sí mismo y confía en que cada alumn@ es responsable de su área de trabajo, tiene imaginación y creatividad, se auto-dirige… y la misión es guiarlo para conseguir el máximo rendimiento. ¿Cuál creéis que es el estilo predominante en el siglo XX, y cuál en el XXI?
Tiene sentido, en la perspectiva actual, entender que el profesor/a es la persona que mejor debe conocer las aptitudes y áreas de mejora de cada alumn@, pudiendo orientarle y proporcionarle experiencias profesionales adecuadas a sus necesidades de desarrollo. Por eso cada vez está resultando más conveniente formar a l@s profesor@s para que desarrollen competencias de coaching, valorando sobre todo funciones como:
- Fomentar la autoestima y ayudar a formar el carácter de sus alumn@s.
- Diseñar los trabajos y retos profesionales adecuados para los alumn@s y promover oportunidades para poner en práctica las competencias.
- Permitir que las personas se beneficien de experiencias profesionales ajenas.
- Hacer un seguimiento de las tareas, para poder ofrecerle un feedback sincero y constructivo.
Como veis (y seguro que ya pensabais), queda lejos la imagen de aquel profesor autoritario que se cree mejor que sus alumn@s y les “instruye” u “ordena” lo que deben hacer.
¿En nuestro conservatorio se confía al máximo en los alumn@s y simplemente trabajamos juntos por un bien común?
¿Y esto cómo se hace…?
COMPETENCIAS, HABILIDADES Y OBJETIVOS DE LOS ALUMN@S
Empezando por entender que cada alumn@ es una persona diferente, con habilidades diferentes, para los cuales es necesario diseñar un plan específico y asignar las tareas que mejor pueda desarrollar. El establecer un ritmo general, unos objetivos comunes a todos los alumn@s y “castigar” a los que no los alcancen ya empieza a quedar atrás (en los conservatorios que han hecho el cambio). Al contrario, apuestan por potenciar lo mejor de cada alumn@ y ayudar a desarrollar su carrera en base a sus habilidades y potencialidades.
¡Pero aún más allá! Hay experimentos muy interesantes que parten de que cada grupo concreto organiza su trabajo, horarios, normas internas, objetivos del equipo, etc. reestructurándose y reorganizándose de nuevo cada vez que los miembros cambian, entendiendo que los nuevos miembros tendrán necesidades, ideas y objetivos diferentes.
Lo que ocurre de esta manera es que se fomenta el trabajo en equipo, la creatividad organizacional, la confianza, la toma de decisiones y se aprovecha al máximo el capital humano. Esto acaba resultando mucho más motivador para l@s alumn@s, que además se sienten valorad@s y reconocid@s, aumentando compromiso y su productividad. Y lo que es más importante: se fomenta la autonomía futura y el pensamiento crítico de cada alumn@, que en el futuro estará más preparad@ para dirigir su propio departamento o escuela, o para aportar el máximo en el puesto que desempeñe.
¿Cuánto ha cambiado la estructura de los conservatorios y su funcionamiento en los últimos 25 años?
Y en todo caso, ¿quién no querría trabajar en un conservatorio donde se fomente la creatividad, la iniciativa, el trabajo en equipo, el espíritu crítico, la innovación, la motivación, …?
Ahora solo falta me digáis: ¿en qué tipo de departamento estudiáis, trabajáis o dirigís? ¿Con qué tipo de líder tratáis a diario? Y cuando tengáis la ocasión de hacerlos: ¿Qué tipo de líder seréis?
Podéis leer el artículo original “Las empresas del futuro” en este enlace.
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